CUATRO DE ABRIL, CONFINADA.
Photo: Daniela Bartolomé
"Se podría vivir en soledad o en éxtasis" Malienus. Pere Gimferrer
Esta mañana, hay una brisa suave que percibo, por el movimiento de una lona que cubre el edificio en obras de al lado. Hace sol y la lona se infla, ondula, sacude su tamaño, suavemente al compás de las ráfagas.
¡Solo salen los perros!
El cigarro que el dueño inhala, en ese rato, libre, seguro que le ha sabido como aquellos primeros, fumados en secreto, ocultando el paquete en casa del amigo o en el altillo exiguo donde no busca nadie.
Un perro pequeño, rompe la barrera de espacio que obliga a su dueño a permanecer a unos metros, y se lanza a las caricias de otra dueña de perro, sin ningún miramiento. Solo mover la cola, y disfrutar, las manos que acarician el lomo, la papada, las orejas y dicen esas palabras dulces, y conocidas, esas que te permiten seguir sobre la Tierra; una suerte de abrazo -que tanto echo de menos-, por ser ahora un proscrito, por ser inadecuado, por ser amigo del contagio...
Hoy me pone nostálgica ver el sol que asoma hasta mi cara por encima del tejado picudo y se va adueñando, centímetro a centímetro del balcón de mi casa (-donde escribo estas letras-), de la sombra del sueño, del olor a cerrado...
Me dejo abrazar de estos rayos de luz, para que la gatera no se me haga pequeña. Luego...¡bailar! Hay una urgencia hoy, sí, mover el cuerpo para que me vuele el alma.
Daniela Bartolomé 4 de abril, un sábado.
Begoña Barbero
Es un placer leerte, Daniela. Gracias.
Besos!!